31.10.06

Nimbus



No hay imposibilidad lógica en la hipótesis de que el mundo se formó hace cinco minutos, exactamente como solía ser, con una población que “recuerda” un pasado completo e irreal. No hay una conexión lógica necesaria entre eventos en diferentes tiempos; de ahí que nada de lo que esté pasando ahora ni de lo que vaya a pasar en el futuro puede desechar la hipótesis de que el mundo comenzó hace cinco minutos.

Bertrand Russell (1872 – 1970)



 

29.10.06

La Cinta de Moebius



La memoria es un espejo de fantasmas.
Muestra a veces unos objetos demasiado lejanos para ser vistos,
y otras veces los hace aparecer demasiado próximos.

Yukio Mishima (1925 - 1970), El mar de la fertilidad.

A los vivos les debemos el respeto. A los muertos les debemos la verdad.
Voltaire (1694 - 1778).


Hay en la memoria algo circular, un traslado no lineal de la cosa, una constante reconstrucción, un laberinto infinito abierto en múltiples direcciones - para perderse y para reencontrarse. Los dobleces de la memoria se desarrollan, antes que en una superficie, en un espacio: son cuatro sus dimensiones, siendo la cuarta el Tiempo. Como en una cinta de Moebius, el recorrido de un dedo sobre la línea de partida se transforma en su transitar. Su recorrido nos advierte, en una simple exploración, que aquello no tiene ni principio ni fin, y por lo tanto es eterno. Todo termina, indudablemente, al menos en una de sus formas. El Tiempo, y su paso, condenan todo al olvido. ¿Puede existir la eternidad sin el tiempo? Lo que permanezca, lo que muera, nos dará la respuesta.
Los cuerpos definen una forma, y en la forma la memoria, y en la memoria mil formas más. El ejercicio inmanente de la existencia (¡infinitas posibilidades!) nos define en nuestro devenir, ese ser/hacer con los demás (¡infinitas formas!). El ser felices – durísima tarea – se nos ofrece como el fundamento político de la existencia misma. Los cuerpos son un arma cargada de presente. En el aquí y el ahora, la muerte no es más que un mal encuentro.

Sobre Gilles Jobin/Paranofondation

27.10.06

Paralaje



"Si la desaparición de Julio López nos descoloca no es sólo por su forma –que de por sí no hemos olvidado– sino por el tipo de actualidad que adopta esa forma en un contexto presente que queríamos imaginar evolucionado, maduro. Lo que desorienta no es tanto lo inusitado del suceso como el hecho de que aquello que suponíamos excepcional –porque históricamente situado– se vuelve posibilidad latente en todo tiempo y lugar. En el mismo sentido, se trata de algo siniestro: es precisamente el ejercicio tenaz de una memoria densa –y no su déficit– el que nos muestra, como su reverso tétrico, el mal que pretende conjurarse.

Sólo asumiendo que esta oscilación es la condición más íntima de un presente quebrado se podrá resistir el miedo y revertir la impotencia. Porque lo que trágicamente nos recuerda todo esto es que la justicia es algo más complejo y evanescente que las sentencias de los jueces y las hegemonías de turno. Y esto es más verdadero hoy precisamente porque aplaudimos y apoyamos esas sentencias y nos vemos representados en ciertos aspectos que han sido reconocidos y asumidos por el gobierno actual."

25.10.06

La Modernidad es un juego de espejos - Un epílogo posible



Inocencio X
, 1650

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599 - 1660)



Estudio a partir del retrato de Inocencio X por Velazquez
, 1953
Francis Bacon (1909 - 1992)


Como el ouroboros, el punto de partida se confunde con el de llegada, y así volvemos a Velásquez, aquel que había definido a la modernidad en un juego de espejos. Pero trescientos años después, el reflejo que nos devuelve el arte es un reflejo distorsionado, deforme, oscuro. Bacon nos muestra al sujeto moderno, el de la razón, desdibujado, desgarrado por las contradicciones de su mundo. La angustia del ser, justamente, por ser.
El objeto de referencia es el Papa Inocencio X (1574 - 1655), aquel cuyo retrato lo revela tal cual fue: impaciente, ostentoso de un poder en pleno declive, temperamental, demasiado alejado de un Dios reemplazado por el Estado. Bacon dijo que el retrato le parecía unos de los mejores jamás pintados, estaba obsesionado y acechado por la obra. Decide reeditarlo, varias veces, siempre en formas oscuras. Bacon, a pesar de su paso por el arte abstracto, se niega a renunciar al cuerpo. Pero ese cuerpo ya no es el mismo, ha mutado, girado, retorcido sobre sí mismo. El cuerpo, su figura, existen, sí...pero sólo en el desgarramiento interior del mundo, del cual no hay escape.
El epílogo a la Modernidad nos muestra un horizonte oscuro. Su prisma deformado nos ha dejado miopes, sino es que ciegos. Nuevos dioses amenazan con ocupar el lugar de los viejos, para seguir reproduciendo la opresión salvaje, eterna, implacable, sobre cuerpos maltrechos. Hay, sin embargo, en este triste panorama, la posibilidad de una respuesta distinta, la de la multiplicidad ante la tiranía de lo UNO. La respuesta no está en la abdicación ante los nuevos dioses ni en la nostalgia por los viejos y derrocados, sino en la capacidad de entender la vida de un modo radicalmente diferente. La potenciación de la diferencia nos hace más humanos que nunca, y al mismo tiempo nos aleja de aquel humanismo trascendente que supo servir al Estado para constituirnos en el acá y el ahora. Desengañados del porvenir, el arte nos reivindica, nos alerta y nos revela otros caminos posibles: no se trata de cambiar al mundo, sino de cambiarnos a nosotros.

Más imágenes de Bacon

21.10.06

La Modernidad es un juego de espejos V


Guernica bombardeada, 1937



Guernica, 1937
Pablo Picasso (1881 - 1973)


I
Buena sociedad de las casuchas
de las noches y los campos

II
Caras buenas al fuego caras buenas al frío
A las negaciones a la noche a las injurias a los golpes

III
Caras buenas para todo
He aquí el vacío que los fija
Su muerte va a servir de ejemplo

La Victoria de Guernica (1938)
Paul Eluard (1895 - 1952)

El texto completo en español

El texto completo en francés

Gracias a F.  por las sugerencias.

20.10.06

La Modernidad es un juego de espejos IV


El Grito, 1893
Edvar Munch (1863 - 1944)


Soldados canadienses en Vimy, 1917.

En 1893, veintiún años antes de que estallara la Guerra que terminaría con todas las guerras, Edvar Munch componía desde su angustia el cuadro que lo haría famoso. Sus otras obras mostraban, entre otras cosas, a los burgueses del siglo XIX como espectros, cuerpos sin vida, siniestros y automáticos. Sin saberlo, acaso sin desearlo, había visto el futuro de aquella era de progreso ilimitado. El mismo progreso que habría de aniquilar a una generación entera de europeos, que habría de imponer a la guerra masiva y total como el camino sin retorno al que el mundo estaba destinado.
La Primera Guerra dio nacimiento al siglo XX, y aquella idea romántica de los soldados muriendo de pie por la patria demostró ser una patraña. Los soldados morían gritando, ahogándose con el gas mostaza, llamando a su mamá, cagándose en los pantalones, sufriendo sus pies de trinchera, mutilados, comiendo ratas, bebiendo orina, odiando y odiándose a sí mismos por haber acudido a la llamada de la Nación, ese canto de sirena en nombre del cual tantas canalladas han sido cometidas. El odio tendría sus ecos en los veteranos resentidos y miserables, que se entregarían al fanatismo, a la imbecilidad y finalmente arrastrarían a millones de jóvenes a otra guerra.
Pero nunca falta el que gana, y a la burguesía industrial se le inflaron sus bolsillos, especuladores de la muerte, ellos sí triunfaron sin disparar una sola bala, porque otros lo hacían por ellos. Se limitaron a cobrar, siempre manteniendo los modales, eso sí. En las palabras de Anatole France: "Uno cree que muere por la patria y muere por los industriales." El grito fatal de Munch resuena en los ecos de las trincheras, donde siempre hace frío.

Gracias a F. por las sugerencias. 

18.10.06

La Modernidad es un juego de espejos III


         Dante y su poema,  1465
       Domenico di Michelino (1417 - 1491)

 Entrada a Auschwitz I, 1941
Cuando Dante se dirige a las puertas del Infierno, nota la siguiente inscripción: "Ustedes que están por entrar, abandonen toda esperanza". Seis siglos después, los prisioneros arrastrados a las puertas de Auschwitz leían Arbeit Macht Frei: El Trabajo te hace Libre. En ambos casos se trataba de llevar el sufrimiento, el horror y el exterminio del Otro a su significado más absoluto. El Infierno, como todo lo que nos sucede, sucedé acá, en la Tierra.
El giro más siniestro de la Modernidad es su autocanibalismo: la negación de sus supuestos y principios provienen de su interior. Los campos de concentración eran perfectamente racionales. Estaban organizados, distribuidos y dirigidos para fomentar un proceso productivo cuyo resultado final era la muerte. Las fábricas de muerte devienen en el nuevo paradigma de la civilización occidental, y sus repercusiones son bien conocidas por nosotros. Vivimos a la sombra de Auschwitz, y la razón por la que toda aquella locura monstruosa se nos hace insoportable es porque es completamente humana. No eran demonios salidos del Infierno del Dante los que dirigían y controlaban los campos, ni los prisioneros que delataban a sus propios compañeros para obtener beneficios y escalar en las jerarquías de lo subhumano. Auschwitz es la potenciación salvaje de esa misma humanidad en su versión más retorcida y demencial.
Primo Levi relataba en sus desgarradoras crónicas sobre el infame campo la siguiente anécdota: era invierno en Auschwitz y él, muerto de sed, vio un puñado de nieve acumulado en el vértice de una ventana. Desesperado, se acercó para beber el agua congelada, cuando un guardia lo advirtió y le ordenó volver a su lugar. Levi, rendido, le preguntó "¿pero por qué?" La respuesta de su guardián fue certera y escalofriante: "En Auschwitz no hay porqués". Aniquilada la esperanza, sólo nos queda habitar entre fantasmas.



 

17.10.06

La Modernidad es un juego de espejos II



La lectora de la carta en la ventana abierta (1657)
Jan Vermeer van Delft (1632 - 1675)


El mundo burgués descrito por Vermeer es acaso la descripción de la Modernidad misma y sus contradicciones: la aparición del sujeto como individuo, la mujer como ser pensante y deseante, los ambientes interiores, la luz y la sombra, los mensajes morales sobre el deber ser (en especial aplicado al mundo femenino), y por supuesto, los espejos. ¿Qué dice la carta? ¿De quién es? ¿Quién es la mujer? No lo sabemos, el pintor sólo ha decidido correr el cortinado para mostrarnos un instante. La luz nos abre a un mundo desconocido que se nos ortorga en silencio, y esa misma luz da en el rostro de la joven, iluminándola, revelándola al exterior, el cual a cambio le entrega un reflejo y termina de completar su rostro, su cuerpo: sólo se puede ser en relación a lo que ese afuera nos ofrece (nos impone). La potencia del deseo queda multiplicada en un juego infinito de imágenes posibles. No deseamos perturbar a la joven (para quien su centro es la carta, no nostros) ni su secreto. Corremos el cortinado y nos retiramos lentamente, con la sensación de haber sido testigos de algo maravilloso, aunque no podamos precisar exactamente qué fue.

Más imágenes, acá


 

16.10.06

La Modernidad es un juego de espejos




Las Meninas, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1599 - 1660)

"Velásquez honra al rey representándolo dentro de la representación; es decir, reduplicando la representación. Porque el cuadro que miramos es obviamente una representación, pero su personaje principal, el rey, no está “directamente” representado, como habría ocurrido en cualquier cuadro occidentales que precediera a este, “Las meninas”, realizado en los albores de la modernidad. Es como si la “verdad” del cuadro residiera en representar la representación. Y no solo representarla, sino también darle un lugar de privilegio, duplicándola."

El texto completo, acá

14.10.06

Doppelgänger

El recorrido nocturno de las líneas del subterráneo está habitado por una casta de desdichados que vuelven de sus labores diarias, arrastrados en su vaivén desgastante por un sistema de transporte inclemente y sofocante en su recorrido, implacable y monótono en su constante devenir. He llegado a creer que el mismo sistema ha tomado vida propia, y liberado de las directivas de técnicos y burócratas, ha optado por desatar su impiedad sobre las masas de miserables que se ven inevitablemente obligados a viajar, por una razón o por otra, a través de sus entrañas. Sin saberlo yo, aquel laberíntico monstruo ya tenía reservado para mí un castigo especial, un descubrimiento de horror y locura del cual no se puede escapar, pues así está hecho el sistema, y este Caronte sólo acepta el sufrimiento como moneda de pago por sus servicios.

Sigue acá 

13.10.06

El eterno arte de lo efímero




La escuela japonesa de arte Rimpa (o Rinpa), data del siglo XVII (Período Edo) y su estilo se conserva en las puertas corredizas, biombos y paredes de las casas de antiguos nobles. El objetivo era recuperar los motivos de la Era Heian, y al mismo tiempo buscar un estilo innovador. Eran frecuentes el uso de dibujos de aves, peces y plantas con una capa de pintura dorada como fondo. El concepto nos habla de la intensidad de la belleza que produce su impacto para luego desaparecer, y comenzar con la tarea creativa nuevamente (la Naturaleza y el sentido de la no permanencia). Este estilo ha sido retomado por colectivos de artistas japoneses, como el Rinpa Art Crew, que acá vemos produciendo su obra a lo largo de una semana.

Más imágenes, acá

Gracias especiales a Lorena y Lorena

12.10.06

El amor es el Diablo - Sor Juana Inés de la Cruz



Al que ingrato me deja, busco amante 

Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.

Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.

Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo;
de entrambos modos infeliz me veo.

Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que de quien no me quiere, vil despojo.

Sor Juana Inés de la Cruz (¿1648/51? - 1695)





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10.10.06

Otra vuelta de tuerca



Manos dibujando, 1948


 
Relatividad, 1953

9.10.06

L´infinito

L’ Infinito (1819)

Sempre caro mi fu quest’ermo colle
E questa siepe, che da tanta parte
Dell’ultimo orizzonte il guardo esclude.
Ma sedento e mirando, interminati
Spazi di là da quella, e sovrumani
Silenzi, e profondissima quiette
Io nel pensier mi fingo; ove per poco
Il cor non si spaura. E come il vento
Odo stormir tra queste piante, io quello
Infinito silenzio a questa voce
Vo comparando: e mi sovvien l’eterno,
E le morte stagioni, e la presente
E viva, e il suon di lei. Cosí tra questa
Inmensità s’annega il pensier mio:
E il naufragar m’è dolce in questo mare.

El Infinito (1819)

Amé siempre esta colina,
y el cerco que me impide ver
más allá del horizonte.
Mirando a lo lejos los espacios ilimitados,
los sobrehumanos silencios y su profunda quietud,
me encuentro con mis pensamientos,
y mi corazón no se asusta.
Escucho los silbidos del viento sobre los campos,
y en medio del infinito silencio tanteo mi voz:
me subyuga lo eterno, las estaciones muertas,
la realidad presente y todos sus sonidos.
Así, a través de esta inmensidad se ahoga mi pensamiento:
y naufrago dulcemente en este mar.

Giacomo Leopardi (1798 - 1837)
Versión de Carlos López S.

Ouroboros

(Dos hombres se encuentran esperando el subte. Uno de ellos está leyendo un diario. No hay nadie más en el andén)

- Disculpe…
- ¿Sí?
- ¿Me permitiría el diario un momento?
- Claro que no.
- ¿Cómo?
- He dicho que no.
- ¿Pero por qué no? Nada más quiero ver algo.
- Eso dice Ud.
- Verá, se trata de los números de la quiniela. Le jugué y quiero ver qué números han salido.
- No le creo.
- ¿Entonces qué es lo que cree?
- Que Ud. quiere mi diario. No se lo permitiré.
- ¡Eso es una locura!
- ¡Delincuente!
- ¡Cállese loco!
- ¡POLICÍA!
- ¡Le dije que se calle!

(Los hombres pelean por el diario, y finalmente el jugador golpea fuertemente al lector. Éste último se desploma y da su cabeza duramente contra el piso. Comienza a supurar materia gris por el oído. El otro hombre desesperado lo oculta en una entrada clausurada del andén. Verifica que no haya nadie, llega el tren y sube a él.)

- (murmurando) hijodemilputamiráloquemehicistehacer….la gente está loca…. ¡loca!

(Mira a su alrededor y nota que el tren está vacío)

- (murmurando) menos mal que es el último tren…pero qué hijo de puta…negarme el diario… ¡¿a quién se le ocurre?!

(Nota que tiene el diario en sus manos. Casi sin pensarlo verifica los números de la quiniela. Sus números son los ganadores.)

- (con asombro) pero…. ¡la puta madre! ¡no lo puedo creer!.... (ríe, primero disimuladamente y después de forma histérica) ¡Gané…..GANÉ!

(Hecha su cabeza contra la ventanilla y cierra sus ojos)

- (reflexionando) Ahora sí que no me encuentran más, cobro la plata y me voy del país…que se jodan todos….no me van a encontrar más…seguro que ni siquiera está muerto ese hijo de puta…no importa, me voy de acá y me cambio de nombre, nunca me van a agarrar.

(El hombre se da cuenta que ha estado ensimismado por un largo rato. En todo ese tiempo el tren no ha parado ni una vez)

-¿Pero qué pasa?

(Mira hacia los lados. Ve pasar una estación sin nombre. El tren no se detiene. El hombre comienza su avance hacia la parte delantera donde está el conductor.)

- ¡Oiga, pare que me tengo que bajar! (no obtiene respuesta) ¡OIGA, QUE ME TENGO QUE BAJAR! (sigue sin recibir respuesta, deja el diario y sigue avanzando cada vez más rápido. Pasa el tiempo y los vagones parecen no tener fin. El hombre comienza a correr hasta que agitado, finalmente se detiene. Nota que hay un diario en el asiento. Es el mismo diario que él dejó cuando comenzó a avanzar).

- ¿Pero cómo?.....no entiendo…no puede ser…

(El hombre retoma su carrera, esta vez en dirección contraria desde donde partió la primera vez. Pasado un tiempo, se encuentra con el mismo vagón. El diario aún está en el asiento. Las estaciones sin nombre siguen pasando. Durante algunos lapsos el tren se queda a oscuras).

- (apoyándose sobre sus rodillas, notablemente agotado) No…no puede ser…no tiene sentido…tiene que parar…en algún momento tiene que parar…

(El hombre levanta la cabeza y nota una figura en el otro extremo del tren sin fin. Avanza rápidamente hacia la figura)

- ¡Eh, Ud.! Dígame, ¿sabe cuándo para este tren? (al no recibir respuesta, se adelanta un vagón más. Nota que la figura se le hace conocida: es un hombre de traje, sombrero de biombo, un maletín y anteojos redondos. Lo mira fijamente, sin emitir expresión. Es el hombre del diario. La materia gris le sigue chorreando del oído).

- (horrorizado) ¡NO! ¡Ud. tuvo la culpa! ¡¿Qué le costaba prestarme su diario?! ¡Además gané…GANÉ! ¿entiende? Que quede entre nosotros, le prometo que le doy una parte de lo mío…seré generoso…que quede entre nosotros…

(La iluminación va y viene, el tren parece ir más rápido. El hombre nota como la figura se hace más cercana cuando la luz vuelve a los vagones. Retrocede aterrorizado, tropieza y cae. A su lado está el banco con el diario.)

- (tomando el diario) ¡Acá tiene este diario de mierda! ¡Lléveselo si tanto lo quiere! ¡Me importa un carajo! ¡Acá lo tiene!

(Las intermitencias se hacen más cortas. El tren sigue acelerando y la figura se vuelve más cercana. Está a solo un vagón de distancia, imperturbable y espectral. El hombre corre en un nuevo inútil intento por escapar. Siempre termina enfrentado al espectro. Finalmente cae rendido de rodillas)

- (sollozando) por favor…le doy lo que quiera…mire (mostrando el diario) ¡gané!... ¡gané, entienda!...yo no quería…fue usted…por favor...tiene que entender...por favor...

(El tren se pone a oscuras. El chirrido de los rieles se hace insoportable. El hombre se tapa sus oídos, apretando sus manos cada vez más fuerte para no escuchar. Cierra sus ojos mientras le caen las lágrimas y mezcla su grito desgarrador con el traqueteo infernal, componiendo una sinfonía de horror estremecedora que se pierde, como el tren, en túneles de oscuridad).