9.10.06

Ouroboros

(Dos hombres se encuentran esperando el subte. Uno de ellos está leyendo un diario. No hay nadie más en el andén)

- Disculpe…
- ¿Sí?
- ¿Me permitiría el diario un momento?
- Claro que no.
- ¿Cómo?
- He dicho que no.
- ¿Pero por qué no? Nada más quiero ver algo.
- Eso dice Ud.
- Verá, se trata de los números de la quiniela. Le jugué y quiero ver qué números han salido.
- No le creo.
- ¿Entonces qué es lo que cree?
- Que Ud. quiere mi diario. No se lo permitiré.
- ¡Eso es una locura!
- ¡Delincuente!
- ¡Cállese loco!
- ¡POLICÍA!
- ¡Le dije que se calle!

(Los hombres pelean por el diario, y finalmente el jugador golpea fuertemente al lector. Éste último se desploma y da su cabeza duramente contra el piso. Comienza a supurar materia gris por el oído. El otro hombre desesperado lo oculta en una entrada clausurada del andén. Verifica que no haya nadie, llega el tren y sube a él.)

- (murmurando) hijodemilputamiráloquemehicistehacer….la gente está loca…. ¡loca!

(Mira a su alrededor y nota que el tren está vacío)

- (murmurando) menos mal que es el último tren…pero qué hijo de puta…negarme el diario… ¡¿a quién se le ocurre?!

(Nota que tiene el diario en sus manos. Casi sin pensarlo verifica los números de la quiniela. Sus números son los ganadores.)

- (con asombro) pero…. ¡la puta madre! ¡no lo puedo creer!.... (ríe, primero disimuladamente y después de forma histérica) ¡Gané…..GANÉ!

(Hecha su cabeza contra la ventanilla y cierra sus ojos)

- (reflexionando) Ahora sí que no me encuentran más, cobro la plata y me voy del país…que se jodan todos….no me van a encontrar más…seguro que ni siquiera está muerto ese hijo de puta…no importa, me voy de acá y me cambio de nombre, nunca me van a agarrar.

(El hombre se da cuenta que ha estado ensimismado por un largo rato. En todo ese tiempo el tren no ha parado ni una vez)

-¿Pero qué pasa?

(Mira hacia los lados. Ve pasar una estación sin nombre. El tren no se detiene. El hombre comienza su avance hacia la parte delantera donde está el conductor.)

- ¡Oiga, pare que me tengo que bajar! (no obtiene respuesta) ¡OIGA, QUE ME TENGO QUE BAJAR! (sigue sin recibir respuesta, deja el diario y sigue avanzando cada vez más rápido. Pasa el tiempo y los vagones parecen no tener fin. El hombre comienza a correr hasta que agitado, finalmente se detiene. Nota que hay un diario en el asiento. Es el mismo diario que él dejó cuando comenzó a avanzar).

- ¿Pero cómo?.....no entiendo…no puede ser…

(El hombre retoma su carrera, esta vez en dirección contraria desde donde partió la primera vez. Pasado un tiempo, se encuentra con el mismo vagón. El diario aún está en el asiento. Las estaciones sin nombre siguen pasando. Durante algunos lapsos el tren se queda a oscuras).

- (apoyándose sobre sus rodillas, notablemente agotado) No…no puede ser…no tiene sentido…tiene que parar…en algún momento tiene que parar…

(El hombre levanta la cabeza y nota una figura en el otro extremo del tren sin fin. Avanza rápidamente hacia la figura)

- ¡Eh, Ud.! Dígame, ¿sabe cuándo para este tren? (al no recibir respuesta, se adelanta un vagón más. Nota que la figura se le hace conocida: es un hombre de traje, sombrero de biombo, un maletín y anteojos redondos. Lo mira fijamente, sin emitir expresión. Es el hombre del diario. La materia gris le sigue chorreando del oído).

- (horrorizado) ¡NO! ¡Ud. tuvo la culpa! ¡¿Qué le costaba prestarme su diario?! ¡Además gané…GANÉ! ¿entiende? Que quede entre nosotros, le prometo que le doy una parte de lo mío…seré generoso…que quede entre nosotros…

(La iluminación va y viene, el tren parece ir más rápido. El hombre nota como la figura se hace más cercana cuando la luz vuelve a los vagones. Retrocede aterrorizado, tropieza y cae. A su lado está el banco con el diario.)

- (tomando el diario) ¡Acá tiene este diario de mierda! ¡Lléveselo si tanto lo quiere! ¡Me importa un carajo! ¡Acá lo tiene!

(Las intermitencias se hacen más cortas. El tren sigue acelerando y la figura se vuelve más cercana. Está a solo un vagón de distancia, imperturbable y espectral. El hombre corre en un nuevo inútil intento por escapar. Siempre termina enfrentado al espectro. Finalmente cae rendido de rodillas)

- (sollozando) por favor…le doy lo que quiera…mire (mostrando el diario) ¡gané!... ¡gané, entienda!...yo no quería…fue usted…por favor...tiene que entender...por favor...

(El tren se pone a oscuras. El chirrido de los rieles se hace insoportable. El hombre se tapa sus oídos, apretando sus manos cada vez más fuerte para no escuchar. Cierra sus ojos mientras le caen las lágrimas y mezcla su grito desgarrador con el traqueteo infernal, componiendo una sinfonía de horror estremecedora que se pierde, como el tren, en túneles de oscuridad).